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martes, noviembre 21, 2017

Cómo ganar competitividad en la era digital

El comercio electrónico puede ayudar a elevar la competitividad de la región.

En un marco de crecimiento frágil y baja competitividad, 
el comercio electrónico puede ser una fuerza revitalizante.

Después de veinticinco meses de caída, las exportaciones de bienes de América Latina tuvieron un salto de 13,1 por ciento entre enero y julio de 2017 comparado con el mismo periodo del año anterior. Las exportaciones de servicios, que ya se habían recuperado en 2016, se expandieron 9,7 por ciento en el primer trimestre del año. La región se benefició del incremento del comercio internacional y de un fugaz repunte en los precios del petróleo y de los productos básicos minerales, según el nuevo informe Monitor de Comercio e Integración 2017 del Banco Interamericano de Desarrollo.

Sin embargo, en una perspectiva de mediano plazo, desde la crisis financiera internacional la región perdió competitividad y redujo su cuota del mercado global. La erosión de la competitividad se suma al agotamiento del superciclo de los precios de los commodities que sostuvo la demanda externa de la región por más de una década.

Esta menor competitividad se registró particularmente en las manufacturas de origen industrial y en el mercado intrarregional. La región perdió participación como proveedor de manufacturas en su propio mercado, y la caída se produjo no solamente en favor de los competidores asiáticos, sino también a manos de los Estados Unidos y países de la Unión Europea que operan en los segmentos de mayor valor agregado.

La región registró pérdidas de cuota en prácticamente todos los rubros. Las excepciones son los productos primarios exportados a Asia y las manufacturas industriales vendidas por México en los Estados Unidos. Los países de especialización agropecuaria, entre los que se encuentra Argentina, sufrieron retrocesos en los sectores de su especialización principal y particularmente en el mercado regional.

Si se excluye México, cuyas exportaciones crecieron de forma notable, la reducción en la cuota de mercado global de la región fue de 14,8% en los últimos años, equivalente a 92.200 millones de dólares, una cifra que refleja el costo de la menor competitividad.

No solo es la primera vez desde el principio del milenio que la competitividad contribuyó negativamente al desempeño de las ventas externas de la región, sino que además su peso se ha incrementado notablemente. Mientras que en la primera década de los 2000 explicaba menos de 10% de la variación de las exportaciones, en los últimos cinco años la pérdida de competitividad fue equivalente a 75% de la tasa de crecimiento de los envíos.

En la Argentina, la caída de la competitividad se observó en todos los rubros, pero el mayor rezago se registró en las manufacturas de origen industrial y en los productos agropecuarios, tanto primarios como elaborados. En cuanto a los destinos de las ventas externas, las exportaciones más afectadas fueron aquellas destinadas al resto de América Latina.

Da cara al futuro y en un marco de crecimiento frágil y baja competitividad, el e-commerce puede ser una potencial fuerza revitalizante.

Si bien, el comercio electrónico en América Latina sigue siendo marginal, ha experimentado un crecimiento muy rápido. Las ventas electrónicas directas a consumidores en la región, en el segmento conocido como B2C, alcanzaron US$ 47.000 millones, con un crecimiento anual de 24%, según las últimas estimaciones. La Argentina, con ventas estimadas en el orden de US$5.000 millones, figura junto con Brasil y México entre los principales mercados de la región.

Para aprovechar las oportunidades brindadas por el comercio electrónico es necesario superar barreras tanto analógicas como digitales. Entre las primeras se destacan la reducción de los costos de transporte y la agilización de los trámites aduaneros, que afectan particularmente a las pequeñas y medianas empresas que pueden beneficiarse del comercio electrónico. Al mismo tiempo es imperativo promover el acceso a Internet, la disponibilidad de medios de pagos electrónicos y la difusión de páginas web en las empresas.

La región debe también adoptar un marco regulatorio eficaz y armonizado necesario para impulsar el comercio electrónico transfronterizo. La modernización debería abordar tanto temas de acceso a mercados como medidas de facilitación comercial y disposiciones para la protección de los usuarios, donde existen amplios márgenes de reformas a disposición de los gobiernos. La próxima reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio es una importante ocasión para avanzar en esta dirección.

Superada la contracción comercial más larga de su historia reciente, los países de la región enfrentan un escenario comercial sustancialmente menos propicio que el que prevaleció antes de la crisis. En este contexto, urgen políticas de estímulo a la productividad orientadas a mejorar el posicionamiento competitivo de la región en los mercados internacionales y aprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías disruptivas como el comercio electrónico.

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